Somos mas que nada en el mundo de hoy…viajando por Aachen me encontré con mi pasado que aun no me deja descansar, pensando que mi porvenir sera mejor que el de hoy cierro mis ojos y me llega un recuerdo de Aaiun un puerto muy importante con una riqueza agrícola y ganadera que me hace olvidar la mejor de las ciudades. Ahí conocí a Alvar Aalto, un arquitecto finlandés, que deja lo convencional para convertirlo en mágico…trabajando solo con madera hace realidad el sueño mas irreal en una obra maestra…escuchando al aargau con su canto magistral en las mañanas sobre las montañas tan hermosas como sacadas de una revista futurista.
Mi acompañante Aaron de origen israelí me cuenta historias que de niño su madre le contaba para dormir en esas noches estrelladas y frías, llenas de oscuridad y silencio…tranquilas, historias mágicas que me llevan a contar y formar mis propias historias…historias de vida y muerte como en el puerto de Aarthus donde el hielo es lo mas hermoso por ver y tocar que hay en todo derredor…Aarthus puerto maravilloso donde el ser pescador es un orgullo y un arte…celoso de su deber todo pescador cuenta sus historias, así como las cicatrices de manos y brazos…y con grandes sonrisas a carcajadas levantan el pecho en señal de hombría…solo uno, un pescador “aba” no habla de nada, un brillo de tristeza le brota en el rostro…extraña su tierra y a su tribu “Chiriguano”, tan lejos de casa…solo un amuleto en su mano es lo único que tiene de ella, un recuerdo de cuando fue marinero “abab”…marinero libre que empleaban los turcos, me cuenta historias de sus fantásticos viajes por altamar…ese océano que me da miedo, pero al escucharlo se me olvida el temor que ciento por mi gran “amigo azul”, me dan ganas de ser pescador o un marino para ir llenando mi cabeza de mis propias historias de aventura, como en un cuento…
Escuchando estas historias me recuesto sobre el pasto debajo de un árbol de “ababan” que me hace recordar algún viaje que hice por Argentina o Paraguay…árbol que me da descanso…y así, parezco un ababol por todo lo que escucho, bella amapola…bendita distracción.
La noche llega cuando menos me doy cuenta y una mujer me ofrece un abrigo tejido de abacá, un abrigo tan peculiar en la isla de Filipinas, abacá de la cual se extrae el cáñamo de Manila, así como su delicioso fruto muy parecido al banano.
Este día llega a su fin…hoy estuve en el abacan del río Colorado del Norte en Argentina y el sueño me dice que tengo que descansar…mañana sera mejor que hoy y tendrá otra historia por contar.
Hoy la verdad no tenía nada que decir… (EVM).
Mi acompañante Aaron de origen israelí me cuenta historias que de niño su madre le contaba para dormir en esas noches estrelladas y frías, llenas de oscuridad y silencio…tranquilas, historias mágicas que me llevan a contar y formar mis propias historias…historias de vida y muerte como en el puerto de Aarthus donde el hielo es lo mas hermoso por ver y tocar que hay en todo derredor…Aarthus puerto maravilloso donde el ser pescador es un orgullo y un arte…celoso de su deber todo pescador cuenta sus historias, así como las cicatrices de manos y brazos…y con grandes sonrisas a carcajadas levantan el pecho en señal de hombría…solo uno, un pescador “aba” no habla de nada, un brillo de tristeza le brota en el rostro…extraña su tierra y a su tribu “Chiriguano”, tan lejos de casa…solo un amuleto en su mano es lo único que tiene de ella, un recuerdo de cuando fue marinero “abab”…marinero libre que empleaban los turcos, me cuenta historias de sus fantásticos viajes por altamar…ese océano que me da miedo, pero al escucharlo se me olvida el temor que ciento por mi gran “amigo azul”, me dan ganas de ser pescador o un marino para ir llenando mi cabeza de mis propias historias de aventura, como en un cuento…
Escuchando estas historias me recuesto sobre el pasto debajo de un árbol de “ababan” que me hace recordar algún viaje que hice por Argentina o Paraguay…árbol que me da descanso…y así, parezco un ababol por todo lo que escucho, bella amapola…bendita distracción.
La noche llega cuando menos me doy cuenta y una mujer me ofrece un abrigo tejido de abacá, un abrigo tan peculiar en la isla de Filipinas, abacá de la cual se extrae el cáñamo de Manila, así como su delicioso fruto muy parecido al banano.
Este día llega a su fin…hoy estuve en el abacan del río Colorado del Norte en Argentina y el sueño me dice que tengo que descansar…mañana sera mejor que hoy y tendrá otra historia por contar.
Hoy la verdad no tenía nada que decir… (EVM).
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